martes, 25 de diciembre de 2012

Las luces de Navidad


La calle Comercio tiene un camino de luz sobre sus adoquines que brilla en las noches frías de Toledo. 

jueves, 20 de diciembre de 2012

Las palomas


Son unos bichejos infestos, atraen enfermedades, se cagan en los monumentos y sus defecaciones nauseabundas destruyen incluso la pintura de los coches. Eso para no hablar de cuando están con el culo en pompa en los aleros de los tejados y apuntan a los viandantes produciendo un asco infinito en turistas y locales. Son las ratas del aire y, sin duda ninguna, deberían ser eliminadas como otras muchas alimañas sin dueño conocido.

Pero yo el caso es que sigo disfrutando cuando las oigo aletear sobre los tejados y cuando las veo acurrucadas en los huecos de los edificios o, como esta, huyendo de la lluvia en el interior de un arco de herradura. Y se me antoja pensar que la ciudad es tan suya como nuestra, pues en ella viven.

domingo, 9 de diciembre de 2012

El invierno en los montes


Me gusta mucho pasear por los montes en invierno cuando el frío te corta la piel y se ve escarcha lamiendo las hojas caídas. Es triste ver los árboles en su sueño gélido y sus ramas retorcidas, casi muertas... Pero para despertar, es necesario primero estar dormido.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Crónica de un corazón


Alguien ha decidido coleccionar corazones y colgarlos por la pared con mensajes secretos. Dedos que callan labios entreabiertos, oídos que escuchan más allá de los latidos, ojos y manos que juegan a ver y a sentir brotan de corazones redondos y hermosos. Una maleta de viaje rebosa de corazones de varios colores; algunos parecen rotos... pero nadie se ha desecho de ellos por completo.

Por las paredes también hay frases que alguien rescató de algún libro y todas hablan del órgano que aviva nuestras venas. Yo me quedo con la del Principito porque adoro a los niños y me maravillan las personas que, aún después de haber dejado su infancia atrás, aún conservan algo de su inocencia y su sabiduría. Él decía que solo se ve bien con el corazón poque lo importante es invisible para los ojos. Quizá tuviera algo de cierto...

Y así, Inmaculada García Mirada, me enamoró con su obra en la Escuela de Arte de Toledo en una exposición gratuita, un día fortuito en el que simplemente pasaba por allí.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Nunca es tarde...



Muchos de mis estudiantes, sobretodo los que ya tienen sobre sus espaldas unos cuantos años que contar, me dicen a veces: “soy demasiado viejo” cuando no pueden recordar alguna palabra o cuando se equivocan aquí o allí. Para ellos y para todos los que nos asustamos con el paso del tiempo tengo un pensamiento hoy:

Nunca es tarde para aprender cosas nuevas aunque parezca infinito el esfuerzo. Igual que nunca es tarde para jugar como una niña con las hojas secas del otoño.

lunes, 19 de noviembre de 2012

El otoño en Aranjuez


El domingo fuimos a pasear por Aranjuez. Adoro ir en otoño por los jardines y ver los árboles y los caminos vestirse de rojo y pardo antes de quedar desnudos frente al frío. 

La primera vez que visité Aranjuez fue también en otoño. Nos llevó un profesor para que escuchásemos el concierto de Aranjuez mientras vagabundeábamos y nos perdiamos entre el laberinto de setos y fuentes. Recuerdo que escribí algo aunque no recuerdo qué. Sí me acuerdo de ver las hojas caer desde un banco cualquiera. También recuerdo una imagen que no vi: a Joaquín Rodrigo ciego, sentado en algún lugar del parque, durante su luna de miel, mientras su mujer leía el mundo para él y le ayudaba a ver con palabras lo que sus ojos no ya no podrían avistar nunca. Y también recuerdo cómo se me rompía el corazón con esa guitarra que llora a su hijo muerto, y que aún hoy lo hace, después de los años, cada vez que suena en una radio de cualquier rincón del mundo. Todas las historias hermosas son algo tristes. Y, gracias a un profesor de música muy especial, yo nunca olvidaré ésta cada vez que oiga las hojas secas crujir bajo mis pies...

viernes, 16 de noviembre de 2012

San Servando, el guardián

 

El otro día Patrick me decía que el blog estaba quedando de corte bastante religioso en su versión católica. Que si San Cristóbal por aquí, que si San Ildefonso por allá... Después de pensarlo un poco concluí que tenía mucha razón pero es difícil evitarlo teniendo Toledo en mi punto de mira. Encontramos nombres de santos en todas partes. Incluso en castillos preparados para la guerra... Y es que...

Había un castillo en Toledo que miraba al río y a la ciudad. San Servando era su nombre y significaba "el que guarda". Y eso era lo que hacía aquella fortaleza: guardar a los toledanos para que los ejércitos enemigos no tomaran el puente. Y parece que lo hizo bien durante un tiempo hasta que la Reconquista se llevó las fronteras lejos de Toledo y de su puente. 

Hoy en día ya no guarda la ciudad porque los enemigos son bien distintos y no es posible defenderse de ellos desde castillos medievales. Sin embargo, sus jardines sí acogen a una manada de gatos hambrientos y preciosos. Siempre los encontramos rebuscando entre los cubos de basura, al caer la tarde. Ojalá San Servarndo puediera guardar también del hambre y de la multiplicación irrefrenable a estos adorables mininos.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

La casulla de oro


San Ildefonso, dicen que naciste de los grandes, allá en aquel tiempo en el que Toledo fue capital y que los visigodos aún tenían España. Podrías haber sido un guerrero pero decidiste desdeñar la espada y luchar con la pluma. Y tú, como cualquier otro caballero, defendiste a tu dama. Hay quien dice que incluso le pusiste nombre. Una mujer divina que supo agradecer tu devoción con un especial regalo. Así, cuentan que la Virgen bajó de los cielos con una casulla de oro para que oficiaras las celebraciones en su nombre. Los rumores nos llegan y traen historias de que los mismos ángeles bordaron el manto, arriba, entre las nubes. 

La piedra que posaron los pies de tu señora no ha sido destruida. Está en la catedral que nunca conociste y el tacto de peregrinos y fieles ha desgastado la piedra que está suave y fría.

jueves, 8 de noviembre de 2012

El jardincillo de San Miguel


Había una vez un jardín urbano resguardado por unas vallas más bien enclenques. No se situaba en el entorno más bello del mundo pero con su color verde y sus tiestos de formas graciosas le daba ciera alegría verde a una calle algo ruinosa por la que seguramente algún día pasaran ciertos caballeros templarios. Por allá, a los pies de la iglesia de su patrón.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

La noche en Toledo


La oscuridad ya vació las calles hace unas horas. Los turistas marcharon camino de la gran ciudad en el tren o en sus grandes autobuses tras su obligada parada en cierta tienda de damasquino. Toledo queda desierta y fría en estas noches de casi invierno. En el silencio retumba un algo que sabe a antiguo y a oculto.

Me gustaría tener una ventana por la que mirar y ver la noche toledana a la luz de una antorcha y escuchar los ruidos acechantes de los que se esconden de la luz. Quizá algún día algún inventor loco dé con el misterio que nos permita recordar los secretos que se han perdido porque alguien se olvidó de contarlos. 

martes, 6 de noviembre de 2012

Fotos antiguas 2


Ando con la cabeza ocupada y me ha faltado la motivación de buscar una foto a mi alrededor que hacer yo misma. Por eso, pongo una foto antigua de las que he escaneado recientemente porque, aunque parezca extraño, aquí es donde está mi cabeza y mi corazón estos días. 

La familia de mi madre no tiene muchas fotos de antaño y por su escasez suelen sorprenderme mucho. Ésta es la primera foto en la que veo a mi madre de niña aunque ya entonces era una mujercita responsable. No todas las niñas tienen muñecas, ¿sabéis? Mi madre perdió su oportunidad con un boleto de feria sin fortuna. Pero, como dice mi abuela, ella tenía muñecas de verdad. Y ahí la veis sentada con una de sus muñecas en brazos.

sábado, 3 de noviembre de 2012

El puente de Alcántara



Un profesor mío solía decir aquello de que "los puentes son para cruzar el río y las puertas son para entrar a la ciudad". Muchos de nosotros nos indignábamos porque una afirmación tan simple parecía insultar nuestra inteligencia de universitarios algo presuntuosos. Ciertamente es un pensamiento simple y, después de pasado algún tiempo y de haber aprendido a amar lo sencillo, me ha dado por pensar que tiene cierta elegancia.

Imagino la imagen de Toledo desde lejos, sin carreteras, escaleras mecánicas o edificios modernos. Se la ve inaccesible, encaramada en su peñón de piedra. El Tajo, río bravo y traicionero, la abraza en su mayor parte y el único puente en este lado de la ciudad que se mantiene gallardo sobre el río es el de Alcántara. Es "El Puente". Y, claro está, se utiliza para cruzar, si se quiere llegar al otro lado, porque no hay otro modo de hacerlo.

Después de siglos, aquí sigue y algunos lo seguimos cruzando todos los días. Yo adoro hacerlo. Hoy, como veis andaba algo mojado porque el otoño al fin trajo lluvia.  

miércoles, 31 de octubre de 2012

Jack O'Lantern, el espíritu del farol

Hoy me resulta inevitable recordar una historia irlandesa que habla sobre Jack, un hombre tacaño y mezquino que burló al mismísimo diablo. La leyenda cuenta que Jack invitó a una copa al diablo pero, como no quería pagar, le pidió que se convirtiese en una moneda para engañar al tabernero. El diablo así lo hizo y Jack guardó su maligna moneda en el bolsillo junto a una cruz de plata. Después de algún tiempo, Jack decidió liberar al diablo bajo la condición de que jurara que nunca reclamaría su alma y de que no le molestaría por más de un año. Así, el diablo y Jack tuvieron varios encuentros en los que el rey de las tinieblas acabó siempre engañado.

Cuando murió Jack, Dios se negó a dejarle entrar en el Paraíso. Una persona tan despreciable no podía mezclarse con las almas de la gente buena. El diablo, molesto por las mentrias de Jack y manteniendo su palabra, no le aceptó en el infierno. Así, el diablo abandonó a Jack en la noche oscura y solo le dio un carbón encendido para alumbrar su camino. Jack metió el carbón en un nabo vaciado y, desde entonces, su alma vaga por el mundo portando su improvisado farol. 

La gente comenzó a hacer faroles parecidos para ahuyentar a los malos espírituos la noche de Halloween. Esta noche en la que los espíritus salen de sus tumbas para buscar a sus familiares. Hay quien dice que los faroles se colocaban en realidad para que las almas encontrasen el camino a casa. En cualquier caso, hoy las hacemos para divertirnos y para recordar una tradición que no entendemos porque hemos olvidado las ideas mágicas y las frías y oscuras noches de otoño.

Halloween en Toledo


Halloween no es una tradición española, ya lo sé. Pero tiene algo que hizo que desde una pequeña, fría y lluviosa isla viajase hasta los Estados Unidos y de ahí a muchos otros rincones del mundo. También ha llegado a nuestra pequeña escuela de idiomas en Toledo. Nuestra profesora de inglés Katherine y yo hemos contribuido a traer Halloween en forma de "boo-tiful" galletitas de chocolate para nuestros estudiantes.


martes, 30 de octubre de 2012

Lluvia en Toledo


Hoy la estatua del señor Cervantes se ha mojado a base de bien, de una manera continua y persistente. Aunque quizá haya disfrutado el respiro que le han dado los turistas, más entretenidos en buscar resguardo para la lluvia que de posar para la foto con el célebre escritor.

Mi mala suerte y la mala calidad de mi paraguas me han obligado a bajar andando a casa. Y ha sido entonces, bajando hacia el puente, cuando he recordado los torrentes de agua que caen por las calles empinadas cuando llueve. Una imagen muy pintoresca y un reto peligroso. 

Yo salí victoriosa en mi afrenta contra el agua y lejos de sentir el fastidio de la que se ha calado hasta los huesos, me he sentido feliz y divertida al llegar a casa. Por fin llueve y tengo un motivo para recordar mi querida Irlanda.

sábado, 27 de octubre de 2012

San Cristóbal y la muerte súbita


Siempre me ha encantado la imagen de San Cristóbal, un gigante cruzando el río con todo el peso del mundo sobre sus hombros; protector contra la peste y el mal de ojo; patrón de barqueros, caminantes, peregrinos y arqueros. Su imagen aparecía enorme en iglesias y murallas protegiendo al que le miraba de la muerte pues quien pudiera avistarlo tenía asegurado escapar de la muerte durante todo ese día. 

Aunque si bien es cierto que aquellos que murieran después de haberlo mirado no pudieron volver para desmentir la superstición, no deja de parecerme atractiva la ocurrencia. A partir del siglo XVI a muchos les empezó a oler a pagano el cuento con el consecuente intento de hacerlos desaparecer. Pero algunos, como éste del Museo de los Concilios, han sobrevivido a dicha purga.

Y, al fin y al cabo, sea verdad o mentira lo de que San Cristóbal nos proteja de la muerte súbita, una miradita al día no hace daño, ¿no? ;) 

jueves, 25 de octubre de 2012

El Museo de los Concilios


Siempre me han parecido hipnóticas las cúpulas. Adoro jugar a calcular el centro tirada en el suelo para hacerles una foto que, por norma y sin importar cuánto empeño le ponga, sale descentrada. Quizá debiera subir mis estándares mínimos de esfuerzo e intentarlo con un poco más de ganas.

 
El Museo de los Concilios, este gran desconocido, guarda secretos no descubiertos por muchos turistas. Esta cúpula es sólo uno de sus tesoros. Covarrubias lo hizo bien, como siempre, y dio buen lustre a la que habría de ser nuestra ciudad Imperial.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Rip Rock


La pizarra blanca me acompaña a todas partes. ¡Hasta a la nevera! Aquí solemos escribir mensajitos y de vez en cuando nos sentimos artísticos y pintamos algún dibujo. Hoy, como no he sacado la cámara de paseo pues voy a poner una foto de un pequeño dibujo que he borrado hoy para evitar que se secase la tinta demasiado y se quedase ahí fijado para siempre. 

Lo hizo Pat cuando murió Rock este verano. Siempre fue un perro bueno y grande que adoraba pasear por las lindes de Bargas y al que se le echará de menos siempre. RIP ROCK.

martes, 23 de octubre de 2012

Fotos antiguas


El otro día le explicaba a mis estudiantes de español la diferencia entre viejo y antiguo. "Viejo" es una palabra que me aterroriza y por eso siempre les digo que tengan cuidado al usarla. "Lo viejo es algo que no tiene valor y si lo tiramos a la basura no importa" yo les digo. Pero lo antiguo... lo antiguo tiene algo especial.

Llevo días escaneando fotos antiguas de mi familia porque, para mí, esas imágenes tienen un valor infinito y quisiera conservarlas por siempre. La historia de mi familia y de todas las pequeñas personas que me precedieron me están llevando a otro mundo algo meláncolico y algo feliz.

Esta fotografía de mi padre es una de mis favoritas. Así, va caminando por la calle con sus manitas en los bolsillos como si ya fuera un hombre...

lunes, 22 de octubre de 2012

Mis princesas verdes


Echo de menos el verde de Irlanda en los días en los que el sol brilla y los colores despiertan. Por eso me rodeo de plantas. Intento contrarrestar el marrón que invade mi pupila en esta Castilla nuestra tan seca y tan desnuda. 

Hoy hace un día delicioso de luz y calor. Parece primavera pero todos sabemos que llega el frío y el hielo. Estas pobres que tengo en la terraza tendrán que venir pronto al abrigo de nuestra cueva donde, si no hay cambios, hibernarán con nosotros hasta el próximo verano.

domingo, 21 de octubre de 2012

Mi madre


Tenía la determinación de subir una foto cada día para mantener el blog vivo y la cabeza despierta. Es difícil mantener las promesas que una se hace a sí misma. Ya llevo días sin foto, sin historia y sin inspiración. Pero hoy me apetece rebelarme contra la pereza y el silencio. Lo hago con la sonrisa de mi madre. Hoy. Cuando paseábamos por Toledo. Bonita, ¿eh?

Mi madre es la mujer más maravillosa que conozco. Hermosa, dulce, valiente y luchadora. No podría desvelar nada aquí que rompiera nuestra secreta complicidad. Pero sí puedo decir que es mi mejor amiga y que la quiero. La quiero mucho.

lunes, 15 de octubre de 2012

Las vías de Cercedilla (Sierra de Madrid)


Seguimos las vías del tren camino a donde las nubes paran. Solo el tren pasa de cuando en cuando. El ruido y la polución de los coches está lejos. El querer es poder y nosotros lo conseguimos.

Los árboles ya han comenzado a colorear sus hojas. Pronto habrán terminado de desnudarse y la sierra estará pintada de blanco. Para entonces no habrá otro modo posible de subir a la sierra que en el tren que transita estas vías.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Farcama y sus cositas


Las ferias de artesanía son lugares apasionantes y se convierten en más y más divertidos a medida que vas teniendo más dinero para gastar. Yo no tengo mucho dinero y, a la decepción de no poder comprar todo lo que me hubiera gustado, he tenido que sumar el desencanto de no poder llevarme a casa muchas fotos. No sabía que los artistas fueran tan celosos de sus creaciones. Aquí traigo el único puesto en el que me han permitido sacar mi cámara.

Mi sueño de niña siempre fue tener una enorme casa de muñecas. Poder abrir la fachada con ventanitas de colores y jugar a ser mayor arreglando mi lujosa guarida. La vida adulta ha llegado y jugar a las casitas es toda una realidad. Pero, de algún modo, sigo prefiriendo los pececitos, las manzanas y los panes en miniatura.

lunes, 8 de octubre de 2012

Setas


Cuando era pequeña mis padres me llevaban a buscar las casitas de los pitufos a la llegada del otoño. Nunca encontramos su ciudad roja con pintas blancas aunque yo veía a aquellos pequeños seres cada tres pasos. 

Mi padre descubrió estos hongos bajo nuestro ciruelo el domingo. Él dice que son preludio de las ricas y ansiadas setas. El año pasado la falta de lluvia y el calor a destiempo las mantuvieron bajo tierra. Esperemos que éste las lluvias mojen algo más el campo y este veranillo de San Miguel amaine pronto y nos deje tener otoño, agua y setas.

Atardecer en los Montes de Toledo


 Algo mágico hay detrás del contínuo aparecer y desaparecer del sol tras el horizonte; el morir y renacer del astro que calienta la tierra bajo nuestros pies.

Yo adoro la visión multicolor de los últimos rayos cayendo sobre los montes. Pienso en los ojos ya cerrados de mis antepasados mirando al infinito como yo hago ahora desde esta peña que pronto estará sumida en la noche. Y creo comprender... solo creo comprender el paso de los siglos.

miércoles, 27 de junio de 2012

Hermano Río

Tengo ganas de llorar. Muchas. No quiero pasear por el valle. Ya no quiero ver la silueta recortada de iglesias y tejados de Toledo. No soporto mirar al río y ver que ha muerto. No puedo ver esas aguas que un día dieron vida a la ciudad y que hoy traen solo podredumbre y muerte. 

Martínez Gil escribió un libro en el que ya anunciaba la enfermedad del río y el fin de una comunidad de castores. Fernando ganó el premio Nacional de Literatura Infantil en el año 1979 por ese libro. Miles de niños leyeron sus páginas en los colegios españoles. Acompañaron a Moi en su desesperada búsqueda por el antídoto que curaría a su gran hermano río y lloraron con él cuando, desesperado, se tendió llorando a sus orillas y se convirtió en piedra. El río lleva muchos años enfermo y las lágrimas de Moi no curaron sus aguas porque aquello, desgraciadamente, era un cuento. 

Yo tengo muchas ganas de llorar porque los niños y los adultos de entonces no han despertado a la realidad. La realidad de un gran amigo que muere a nuestros pies, asesinado. No importa quien tenga la culpa de los peces flotando sin vida de hace unos días, si trasvases, vertidos, Madrid o colectores toledanos. Todos ellos han contribuido a un asesinato prolongado y que a nadie ha pillado de sorpresa. 

Y yo, que poco puedo hacer en este país injusto en el que la falta de dinero es la escusa y la falta de moral es la norma, lloro de impotencia. Lloro mucho. 


martes, 22 de mayo de 2012

La Virgen de la Bienvenida


Erase una vez una plaza muy grande y hermosa. O eso les parecía a los niños que en ella jugaban, con su pequeña estatura y su enorme fantasía. La plaza estaba escondida entre montones de pisos y tenía vistas a un montecillo cercano. Los árboles del montecillo parecían a los niños un lugar maravilloso, pero estaba prohibido pasar. Había terroríficas calaveras en las vallas que impedían el paso. De vez en cuando, se escuchaban bombazos porque allí practicaban los militares el arte de la guerra. 

Pero, volviendo a la plaza… Además, de las vistas, había banquitos pegados a las paredes para poder sentarse. Pero lo que más les gustaba a los niños era una enorme jardinera que estaba plantada en medio de la plaza. Tenía plantas de todas las clases, incluso árboles, y parecía una selva en miniatura. Uno de los juegos favoritos de los niños era buscar caracoles y demás insectos entre las hojas. ¡Era muy emocionante!

Los niños siempre jugaban y jugaban en la placita. Todos querían estar en la calle. Patinaban, jugaban con la pelota a mil juegos distintos, al escondite, con la goma, la comba, los tazos, las canicas, la peonza, intercambiaban cromos y hojitas de colores y, de vez en cuando, se podían escuchar esas canciones con las que las niñas jugaban a las palmas. 

Pero todos los días, desde una ventana de rejas, se podía ver una silueta recortada tras un visillo. La vieja más cascarrabias del barrio acechaba esperando a cualquier descuido para romper pelotas descarriadas y para hacer saber a los niños que les odiaba. Nadie vio venir la amenaza tras los visillos y, con el tiempo, acabó matando la vida de la placita y las risas de los niños. 

Hoy, es una plaza desierta. La gran jardinera está pelada, solo quedan unas pocas rosas dispersas. No hay caracoles. No hay niños. Pero sí hay mucho silencio y un gran cartel pegado en una pared con letras en rojo que reza: Prohibido jugar a la pelota, con los patines y con la bicicleta. 

Esta es la historia de la Virgen de la Bienvenida, en Santa Bárbara. La placita en la que yo fui feliz de niña.

viernes, 18 de mayo de 2012

Los gatos de Toledo


Erase una vez una ciudad en la que había gatos por todos los rincones. Los mininos eran de todos los colores imaginables y de personalidades variadísimas. Y, si alguien hubiera tenido la ocurrencia de contarlos a todos, habría descubierto que había casi más gatos que personas en toda la ciudad

Los vecinos de Toledo tenían muchas y muy distintas opiniones respecto a esta pequeña invasión felina. Unos pensaban que eran unos gatitos adorables mientras que otros opinaban que eran una plaga que debía ser exterminada. ¡Qué situación! Aunque, a decir verdad, los defensores de los gatos nunca tenían ganas de defenderlos mucho y que los enemigos de los gatos nunca hacían nada activo para acabar con ellos. Así, la vida de los gatos toledanos transcurría con relativa tranquilidad

Muchos de ellos decidieron acomodarse en algunas de las casas abandonadas del casco. Se colaban de forma sigilosa entre las rejas de las ventanas y a través de los huecos de las puertas carcomidas. Allí echaban la siesta sin que nadie les molestase, lejos del trajín de las calles y del paso de los turistas. Por la noche, salían de sus escondrijos para cazar. Cuando no encontraban presas atacaban a las bolsas de basura que los vecinos dejaban en la puerta para que se las llevara el camión de la basura. Solía haber cosas muy ricas dentro, ¡ñami!


Una vez, un señor muy malvado, cansado de que esparcieran la basura y se hicieran pipi por todas partes, se dirigió a una casa en la que vivía un pequeño grupo de gatos. Cuando el hombre entró, armado con un enorme palo, vio que en un rincón había un montón de gatitos pequeños maullado. Ni corto ni perezoso decidió matarlos a todos para que no se convirtieran en gatos adultos rompe bolsas.

Justo cuando estaba a punto de descargar un fuerte golpe sobre los gatitos, el hombre se desvaneció. ¡Plin! ¿Se desvaneció? Casi, casi. ¡Se había convertido en un ratón! La mamá de los gatitos había visto cómo el señor se acercaba con furia hacia sus pequeños y había utilizado su adormilada magia para defenderlos. Los gatitos se divirtieron mucho con su nuevo juguete y el violento se llevó un buen escarmiento. Y es que, el ingenuo había olvidado que los gatos de Toledo son brujas encubiertas. Hace tiempo que dejaron de hacer maldades. Pero, ¡cuidado! No vaya a ser que alguna os eche una maldición…

jueves, 17 de mayo de 2012

Introducción

Hoy nace un nuevo blog. Ya escribí uno desde Irlanda y otro desde Florencia. Los dos lugares dejaron algo especial anclado en mí. 

Era sencillo escribir sobre dos ciudades ajenas. Sin embargo, llevo tiempo borracha por el vértigo de comenzar a escribir algo sobre la ciudad propia. 

Hoy, he roto mi barrera de silencio.